sábado, 31 de octubre de 2009

Poema de José Asunción B. B.


En un paraje muy lejano,
dos pequeños hermanos,
lloraban con desconsolación.
Niño varoncito cuidaba con valor,
¡a su hermana de su propia aprension;
lágrimas salían de sus ojitos,
suspiros de dolor quebraban su corazón.
Una bella hada apareció,
(sin ton, ni son)
y les dijo con dulce voz:
¡Vengan niñitos, los llevaré a su casita!
¡Vengan corazón, ya no lloren por favor!
Los hermanitos sonrieron,
y cada uno le dio su mano sin temor.
Pero, al caminar ya un largo trecho,
se dieron cuenta del error,
y al mirar al hada,
en una fez bruja se convirtio.
Reía sin parar.
Reía sin cesar.
Y los hermanitos de temor,
empezaron a llorar.
Sin embargo,
la niñita para si pensó:
alguna vez fue hada,
tal vez tenga buen corazón.
Y al menor descuido de la fea bruja,
un beso de compasión le dio.
Y he aquí, que la bruja descarriada;
volvió a ser una bella hada,
y con una sonrisa le contestó:
- ¡Gracias, pequeño, corazón!

Cómo será pregunto....


Cómo será pregunto.
Cómo será tocarte a mi costado.
Ando de loco por el aire
que ando que no ando.
Cómo será acostarme
en tu país de pechos tan lejano.
Ando de pobre cristo a tu recuerdo
clavado, reclavado.
Será ya como sea.
Tal vez me estalle el cuerpo
todo lo que he esperado.
Me comerás entonces dulcemente
pedazo por pedazo.
Seré lo que debiera.
Tu pie. Tu mano.

lunes, 26 de octubre de 2009

Simplemente.. nada...


Simplemente té.........





EL NOMBRE DEL TÉ

El término español "té" no se deriva del chino mandarín estándar c’a, sino del dialecto chino amoy t’e (pronunciado "tai"). Esto fue resultado de los primeros contactos entre los comerciantes holandeses y los barcos chinos del puerto de Amoy, en la provincia china de Fujian.
El término evolucionó a thee en holandés y, puesto que fueron los holandeses los principales responsables de la introducción del té en Europa, el nuevo producto también se denominó tee en alemán, té en español, tè en italiano, te en danés, noruego, sueco y malayo, tea en inglés y en húngaro, thé en francés, tee en finés, teja en letón, ta en coreano, tey en tamil, thay en cingalés, y Thea en el lenguaje científico.
El termino mandarín c’a derivó a ch’a en cantonés y pasó como cha al portugués (en el periodo de comercio en Macao, donde se habla cantonés), al persa, al japonés y al hindi, y evolucionó a shai en árabe, ja en tibetano, chay en turco y chai en ruso. Del portugués se tomó una forma castellana cha empleada en el siglo XVII y en la "Nueva España".